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Este 30 de julio de 2025, la Casa Blanca anunció una decisión tajante: todos los productos semielaborados de cobre e insumos derivados que ingresen a Estados Unidos estarán sujetos a un arancel del 50% a partir del 1 de agosto. La medida, proclamada por el presidente Donald J. Trump, responde a los hallazgos del Secretario de Comercio sobre una creciente amenaza a la seguridad nacional provocada por la alta dependencia de cobre extranjero.
El informe entregado el 30 de junio por el Departamento de Comercio advirtió que las importaciones masivas de cobre, junto con la sobreproducción global y las prácticas comerciales desleales, han debilitado la industria nacional. Señala que Estados Unidos, antes líder en toda la cadena de producción del cobre, ahora depende peligrosamente de un solo país que controla más del 50% de la capacidad mundial de refinación.
La proclama establece:
Arancel inmediato del 50% a productos semielaborados y derivados.
Requisitos de venta doméstica de cobre y chatarra de alta calidad desde 2027.
Posible impuesto del 30% al cobre refinado desde 2028.
El 1 de agosto de 2025, a las 12:01 a.m. (hora del Este). Desde ese momento, las empresas deberán cumplir con las nuevas tarifas para evitar sanciones severas.
Más allá de la economía, la decisión refleja una estrategia de protección industrial y soberanía tecnológica. El cobre es clave para el sector defensa, infraestructura crítica y manufactura avanzada. Según el informe, sin acción correctiva, la base industrial estadounidense enfrentaría una erosín irreversible.