¡Síguenos!
TwittearVisitas: 234
China y EE.UU. sostienen tregua frágil en un sistema en crisis.
La guerra comercial lanzada este año por el presidente estadounidense, Donald Trump, ha introducido un nuevo ciclo de incertidumbre económica, debilitado el poder adquisitivo en Estados Unidos y tensado las relaciones entre las principales economías del mundo. El impacto ya se refleja en mercados financieros y en el sistema que durante décadas sostuvo el comercio internacional.
El 2 de abril de 2025, la Casa Blanca anunció una batería de aranceles con el objetivo declarado de revertir el saldo comercial, elevar la recaudación y atraer de vuelta fábricas deslocalizadas. Ese mismo día, Washington impuso gravámenes a más de 180 países, incluidos aliados históricos, con un arancel general del 10 % y tasas adicionales —denominadas “recíprocas”— especialmente altas para economías con superávit frente a EE.UU.
Tras jornadas de turbulencia financiera, Trump congeló los aranceles adicionales y abrió un periodo de negociación. El proceso derivó en acuerdos con varias economías clave: Estados Unidos aceptó mantener los aranceles definitivos cerca del 10 % a cambio de concesiones. En el caso de la Unión Europea, se acordaron compras de gas y petróleo estadounidenses y mayores inversiones. Japón, por su parte, abrió su mercado agrícola y comprometió inversiones en energía, semiconductores y construcción naval.
Escalada con China
Con China, la dinámica fue distinta. El arancel del 34 % impuesto el 2 de abril fue respondido de inmediato por Pekín, desencadenando una escalada que elevó los gravámenes estadounidenses hasta el 145 % y los chinos hasta el 125 %. Tras negociaciones y una reunión entre Trump y Xi Jinping, ambas potencias pactaron una tregua que sitúa hoy el arancel promedio de EE.UU. entre 29 y 48 %, y el chino en torno al 30–35 %.
Expertos advierten que el acuerdo solo aplaza el conflicto. Julian Evans-Pritchard, de Capital Economics, señala que China gana tiempo para desacoplarse “a su propio ritmo”, mientras el mundo avanza hacia dos bloques rivales. En la misma línea, Rafael Loring, de Cesce Research, subraya que el choque refleja desequilibrios estructurales y modelos económicos divergentes.
La OMC recortó en octubre la previsión de crecimiento del comercio mundial para 2026 al 0.5 %, desde el 1.8 % anterior. Su directora general, Ngozi Okonjo-Iweala, reconoce que el sistema atraviesa su momento más difícil en 80 años, aunque lo considera resiliente.
Aranceles como presión política
La Casa Blanca también ha utilizado los aranceles como herramienta política: contra China por el fentanilo, México por la migración irregular, India por el petróleo ruso y Brasil por el procesamiento del expresidente Jair Bolsonaro. El acercamiento entre Luiz Inácio Lula da Silva y Trump desactivó los castigos a Brasil, en un contexto marcado por la inflación cercana al 3 %, atribuida por Jerome Powell, presidente de la Reserva Federal, a los propios aranceles.
El escenario se complica ante la posibilidad de que el Tribunal Supremo declare ilegales parte de las medidas, lo que obligaría a EE.UU. a reembolsar entre 140 mil millones y un billón de dólares.


