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En una jugada que sacude las políticas medioambientales de Estados Unidos, Donald Trump firmó una ley federal que anula el mandato de California sobre los vehículos eléctricos. Esta decisión impide que el estado imponga su transición obligatoria hacia autos eléctricos, como había venido haciendo desde hace años.
Trump, en un acto rodeado de seguidores y cámaras, estampó su firma con un gesto desafiante. Argumentó que California estaba “excediendo sus límites” y que el gobierno federal debía “proteger la libertad de elección de los estadounidenses”, tanto para fabricantes como para consumidores.
La firma tuvo lugar este martes, y la ley entra en vigor de inmediato, generando un impacto inmediato en los planes ecológicos del estado. Los fabricantes automotrices ahora podrán seguir produciendo y vendiendo autos con motores de combustión interna sin temor a sanciones estatales.
La decisión rompe con años de liderazgo climático de California, que buscaba convertirse en un modelo global de movilidad eléctrica. También pone en duda las metas de descarbonización nacional, dejando un vacío legal que podría ser aprovechado por otras entidades conservadoras.
Con esta medida, Trump marca una postura clara rumbo a 2025: frenar la transición energética impulsada por demócratas y abrir el camino a una agenda menos restrictiva para la industria.