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Civiles palestinos enfrentan bombardeos continuos y desplazamientos masivos hacia el sur.
Estados Unidos y Egipto presionan con llamados diplomáticos mientras crece la indignación.
Jerusalén — Una nueva fase de la guerra en Ciudad de Gaza comenzó este martes tras una noche marcada por intensos ataques aéreos. El ejército israelí confirmó que la ofensiva terrestre busca destruir la infraestructura militar de Hamas, mientras ordenó a los habitantes evacuar hacia el sur.
El anuncio del portavoz Avichay Adraee se sumó a la declaración del ministro de Defensa, Israel Katz, quien advirtió con dureza: “Gaza está ardiendo, no retrocederemos hasta cumplir la misión”. La operación, según medios locales, podría extenderse durante meses.
Mientras tanto, el secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, viajó a Catar tras expresar que “el tiempo se acaba” para lograr un acuerdo negociado. “Lo único peor que una guerra es una prolongada que nunca termina”, señaló.
En paralelo, Egipto elevó su tono diplomático y por primera vez en décadas calificó a Israel como “enemigo”, reflejando un cambio notable en su postura regional.
Dentro de Gaza, la situación es crítica. El Hospital Shifa informó la llegada de 34 cuerpos y decenas de heridos tras los bombardeos. “El ataque no se detuvo ni un solo instante”, describió el doctor Mohamed Abu Selmiyah, director del centro médico.
A la par, familias de rehenes protestaron frente a la residencia de Benjamin Netanyahu, exigiendo frenar la ofensiva para garantizar el rescate de los 48 cautivos aún retenidos, de los cuales alrededor de 20 estarían con vida.
La guerra, iniciada el 7 de octubre de 2023, deja hasta ahora más de 64,800 palestinos muertos, según el Ministerio de Salud de Gaza. Entre ellos, miles de mujeres y niños.
El conflicto, que une la desesperación civil con decisiones militares implacables, continúa sin una salida inmediata a la vista.