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Albanese califica el tiroteo como terrorismo antisemita que golpeó al país.
Los líderes australianos prometieron el lunes reformar de inmediato las leyes de control de armas, ya de por sí estrictas, tras el tiroteo masivo contra una celebración judía en la playa de Bondi, un ataque que reavivó críticas sobre la respuesta oficial frente al antisemitismo.
El primer ministro Anthony Albanese afirmó que el gobierno está dispuesto a actuar sin reservas. “El gobierno está preparado para tomar cualquier acción necesaria. Incluido en eso está la necesidad de leyes más estrictas sobre armas”, declaró.
Entre las medidas propuestas figura limitar el número de armas por persona, revisar licencias de largo plazo y actualizar el acuerdo nacional de armas de fuego que, desde 1996, prácticamente prohibió rifles de disparo rápido tras la masacre de Port Arthur, donde murieron 35 personas.
La violencia estalló al final de un día de verano en el que miles de personas se congregaron en la playa Bondi, incluidos cientos que participaban en un evento familiar por la primera noche de Janucá, con actividades infantiles. Albanese calificó el ataque como terrorismo antisemita.
La policía abatió a los dos presuntos agresores, un padre de 50 años, que murió en el lugar, y su hijo de 24 años, quien permanecía en coma el lunes. No se revelaron sus identidades. En total, 15 personas murieron y al menos 38 fueron hospitalizadas.
Entre los heridos se encuentra Ahmed Al Ahmed, ciudadano australiano de 42 años, identificado por el ministro del Interior Tony Burke. Fue captado en video sometiendo a uno de los agresores antes de resultar herido en el hombro. Migró desde Siria en 2006 y fue sometido a cirugía el lunes.
Albanese confirmó que la Organización de Inteligencia de Seguridad Australiana investigó al hijo durante seis meses en 2019, sin detectar una amenaza activa. La ABC informó que se examinaron presuntos vínculos con una célula de ISIS en Sydney.
El ataque es el más mortífero desde 1996. Las autoridades revelaron que el padre poseía seis armas adquiridas legalmente con licencia vigente desde hacía una década, lo que impulsó nuevas propuestas para restringir licencias y reforzar el uso de inteligencia.
Entre las víctimas mortales se encuentran una niña de 10 años, un rabino y un sobreviviente del Holocausto. Se confirmó la muerte del rabino Eli Schlanger, así como de un ciudadano israelí y uno francés. Larisa Kleytman identificó a su esposo Alexander Kleytman entre los fallecidos.
Líderes judíos cuestionaron la respuesta oficial ante el antisemitismo. El gobierno recordó que ha nombrado un enviado especial, endurecido leyes y reforzado la seguridad en escuelas y sinagogas, en un contexto de tensiones desde el 7 de octubre de 2023.


