¡Síguenos!
TwittearVisitas: 174
Reflexión sobre bienes materiales y trato justo hacia los demás.
Se pidió por gobernantes, enfermos y necesitados.
La paz, la unión familiar y las autoridades fueron parte de las intenciones de la Misa Dominical del 21 de septiembre, correspondiente al vigésimo quinto domingo del Tiempo Ordinario, celebrada en la Catedral Angelopolitana.
El encuentro litúrgico fue presidido por Monseñor Víctor Sánchez Espinoza, quien saludó cálidamente a los fieles e hizo una mención especial a la Orden de la Merced y a la Pastoral Penitenciaria, destacando la importancia de caminar en comunidad.
En su inicio, el Arzobispo invitó a los asistentes a unirse a la oración penitencial: “Pidamos perdón a Dios por nuestras faltas”, expresó con voz pausada y firme.
Las lecturas bíblicas marcaron la reflexión del día. La primera instó a hacer el bien sin mirar a quién; la segunda, a mantenernos cerca de Dios a través de la oración constante. El Evangelio, en cambio, planteó una parábola desconcertante: la del administrador deshonesto que, a pesar de sus fallos, fue reconocido por su astucia.
“Es un llamado a revisar nuestras prioridades y nuestra relación con los bienes materiales”, explicó Monseñor Sánchez Espinoza en la Homilía, donde también adelantó que el nuevo altar de la Catedral será consagrado en la fiesta de San Juan de Letrán.
Durante la celebración, pidió a los fieles mantener la oración por los gobernantes: “Que Dios ilumine sus mentes para que dirijan con paz y justicia social”. Además, elevó súplicas por los enfermos, los necesitados y por las intenciones del Papa León XIV.
La ceremonia concluyó con una bendición impartida a los asistentes, que recibieron el mensaje de esperanza con recogimiento y gratitud.