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Se repitió la historia. Por segunda final consecutiva, Chile derrotó a Argentina en la tanda de penales para ganar la Copa América y defender el título conseguido en el 2015.
Francisco Silva anotó el gol del campeonato y el portero Claudio Bravo se vistió de héroe en los tiros desde el punto fatídico al atajar el remate de Lucas Biglia.
Lionel Messi, quien se quedó con las manos vacías por tercera final consecutiva, falló su penal.
Fueron 45 minutos iniciales de alta tensión, con amplio dominio argentino. Gonzalo Higuaín tuvo la mejor ocasión para trasladar esa supremacía al marcador del MetLife Stadium, pero “el Pipita” desaprovechó un regalo de Gary Medel y definió mal ante la salida de Claudio Bravo.
Sin embargo, hubo más tarjetas rojas que verdaderas situaciones de gol en la primera mitad. Primero Marcelo Días dejó a Chile con un hombre menos a los 28’ al ver su segunda amarilla por obstrucción a Messi.
Luego, a tres minutos del descanso, Marcos Rojo se fue a las duchas tras una dura entrada contra Arturo Vidal.
Las expulsiones se sintieron en la segunda mitad, que no tuvo grandes momentos en las respectivas porterías hasta los minutos finales, aunque ningún equipo estuvo fino la puntada final.
Para la prórroga, los arqueros fueron las grandes figuras - con Sergio Romero atrapando un frentazo de Eduardo Vargas y Bravo estirándose cuan largo es para sacar un cabezazo al ángulo de Sergio Agüero.
El gol definitivamente no quería aparecer, por lo que había que definir el campeón mediante los penales.
Romero atajó el remate de Arturo Vidal, pero a continuación ocurrió lo impensable: Messi envió su disparo por encima del horizontal.
Y al igual que en el 2015, Bravo hizo una atajada en el momento importante, los chilenos corrigieron el camino y ya no perdonaron: uno tras otro, los disparos entraron al arco, Claudio Bravo detuvo el cobro de Biglia y Francisco Silva puso el último clavo en el ataúd de la Albiceleste para refrendar el título conseguido en 2015.