ONU denuncia bloqueo de acceso a reservas clave de combustible.

Israel detiene barco con activistas y ayuda, entre ellos Greta Thunberg.

No es solo una cifra más: la crisis en Gaza toca niveles alarmantes, y la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) lo confirma con preocupación. En las últimas horas, cerca de un punto de reparto de comida, al menos ocho personas perdieron la vida, una tragedia que refleja la dureza del día a día en esta zona sitiada.

El drama continúa en el hospital de la Cruz Roja en Rafah, donde solo esta mañana atendieron a 29 víctimas, ocho de ellas sin esperanza. La mayoría sufrió heridas por explosivos, y dos más fueron baleados. Es difícil imaginar la desesperación de esas familias y del personal médico, luchando contra la cuenta regresiva del sufrimiento.

Lo que complica aún más la situación es la crítica falta de combustible en Gaza. Durante el fin de semana, cerca de 260,000 litros fueron saqueados en el norte, dejando a la región al borde del colapso. La ONU ha intentado en numerosas ocasiones —hasta 14 veces desde el 15 de mayo— conseguir permiso para acceder a esas reservas, pero Israel ha bloqueado todas esas solicitudes. Los intentos de llegar a los depósitos en Rafah, al sur, también siguen sin luz verde.

Y es que sin ese combustible vital, las operaciones de ayuda, desde ambulancias hasta generadores de hospitales, podrían paralizarse muy pronto. La ONU advierte que, si no se encuentra una solución en los próximos días, la ayuda podría detenerse por completo, dejando a miles en una situación aún más precaria.

En medio de este contexto tenso, Israel interceptó de madrugada el barco Madleen, con voluntarios y ayuda rumbo a Gaza. Entre los detenidos está la activista sueca Greta Thunberg, una figura que ha puesto los ojos del mundo en la Franja. El portavoz de la ONU comentó que “las personas a bordo parecen estar ilesas y esperamos que esta situación no cambie”, y que están monitoreando la situación muy de cerca.

Esta historia es un recordatorio brutal de lo frágil que puede ser la ayuda humanitaria cuando la política y la violencia imponen barreras. Gaza necesita combustible, sí, pero también solidaridad urgente.