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África sigue sin representación permanente pese a su peso en el escenario internacional.
Energía, deuda, innovación digital e inversión sostenible marcan los cinco ejes propuestos.
En el marco de la Conferencia Internacional de Tokio sobre el Desarrollo de África (TICAD), el Secretario General de la ONU, António Guterres, lanzó un llamado con fuerza y urgencia: reformar la arquitectura global para garantizar que África tenga una voz real en las decisiones internacionales.
Durante su discurso inaugural, acompañado por líderes como el primer ministro japonés Shigeru Ishiba y el presidente de Angola, João Lourenço, el funcionario subrayó que el continente necesita ser escuchado en los espacios donde se define su futuro.
El primer eje planteado fue la reforma de las instituciones internacionales. Guterres recalcó que tanto el Consejo de Seguridad como los organismos financieros reflejan aún un orden desigual. “África debe tener una voz más fuerte en las decisiones que afectan su futuro”, sentenció.
Pidió además alivio de deuda para 34 países que destinan más recursos al pago de intereses que a salud y educación.
El segundo pilar fue la inversión en cadenas de valor y energía. Criticó la paradoja de un continente con enorme potencial renovable que recibe apenas el 2% de la inversión global en energías limpias, mientras 600 millones de personas viven sin acceso a electricidad.
El tercer frente fue la innovación digital con inclusión. Señaló la brecha tecnológica como un obstáculo crítico y propuso cerrarla con infraestructura accesible y desarrollo de capacidades locales. “IA debe significar África Incluida”, afirmó, destacando el papel de Japón en este esfuerzo.
Con un discurso directo y cargado de intención, Guterres dejó claro que la transformación del sistema internacional no puede esperar más.