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• Se agrava el conflicto entre Irán, Israel y Occidente
• OIEA confirma afectaciones, pero sin riesgo de radiación generalizada
DUBÁI, Emiratos Árabes Unidos. La madrugada del domingo 15 de junio de 2025 marcó un nuevo capítulo en la crisis del Medio Oriente. Estados Unidos bombardeó tres instalaciones nucleares iraníes clave, en lo que el expresidente Donald Trump calificó como una operación “muy exitosa”. Las instalaciones atacadas fueron Natanz, Fordo e Isfahán, siendo Fordo el blanco principal por su protección subterránea y capacidad estratégica.
Este ataque directo de Washington representa un giro drástico en su papel en el conflicto, tras semanas en las que sólo había intervenido defensivamente para ayudar a interceptar misiles iraníes lanzados contra Israel.
La agencia estatal iraní IRNA confirmó las ofensivas, que se suman a las tensiones luego de que Israel ejecutara bombardeos sorpresa el pasado 13 de junio, alegando una amenaza inminente de desarrollo de armas nucleares por parte de Irán. En respuesta, Teherán lanzó misiles y drones contra territorio israelí, lo que ha mantenido la escalada bélica en un punto crítico.
El Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) advirtió que la instalación en Natanz, a 135 millas al sureste de Teherán, sufrió daños severos y posible contaminación interna. Esta planta, una de las más avanzadas para el enriquecimiento de uranio, ya había sido blanco de ataques previos, incluido el ciberataque con el virus Stuxnet. La infraestructura subterránea que alberga sus centrifugadoras de enriquecimiento habría sido destruida en gran parte.
Fordo, ubicada al suroeste de la capital iraní, es otra base clave en el programa atómico de Irán. Su diseño antiaéreo la hacía casi impenetrable, pero según expertos, el bombardeo se habría realizado con municiones “rompebúnkers” como la GBU-57 A/B, lanzadas desde bombarderos furtivos B-2.
Finalmente, Isfahán, con su complejo nuclear y sus tres reactores chinos, fue alcanzado en estructuras dedicadas a la conversión de uranio, aunque el OIEA reportó que no se detectó radiación fuera del perímetro.
Mientras tanto, sitios como Bushehr, Arak y el Reactor de Investigación de Teherán no fueron alcanzados, pero siguen bajo vigilancia internacional. La negociación nuclear entre EE. UU. e Irán parece haber llegado a un punto muerto.
El mundo observa con creciente incertidumbre cómo se desarrollan los siguientes pasos en una guerra que ya ha escalado más allá de las fronteras de Oriente Medio.