¡Síguenos!
TwittearVisitas: 189
Restricciones de los talibanes obstaculizan la asistencia humanitaria de trabajadoras de la ONU.
ONU Mujeres advierte de un desastre prolongado con graves riesgos culturales y sociales.
La respuesta humanitaria en Afganistán tras el terremoto de magnitud 6,0 enfrenta un escenario crítico: la prohibición impuesta por los talibanes desde el 7 de septiembre a las mujeres que trabajan para la ONU y como contratistas en Kabul. Esta medida limita el acceso a comunidades devastadas, donde mujeres y niñas representan más de la mitad de las víctimas mortales.
Según ONU Mujeres, las sobrevivientes en la provincia de Kunar lidian con un sufrimiento doble: la pérdida de familiares, hogares y medios de vida, y las barreras culturales que frenan la ayuda. “Aunque las réplicas han pasado, las mujeres encaran un desastre a largo plazo sin asistencia urgente”, señaló Susan Ferguson, representante en Afganistán.
En Chawkay, Ferguson recogió testimonios de mujeres que huyeron de sus aldeas en plena noche. “Perdimos todo: familias, casas y futuro. Ahora no tenemos nada”, relató una sobreviviente. Con temperaturas en descenso, los refugios improvisados no bastan.
Las limitaciones culturales agravan la crisis. En zonas afectadas, muchas mujeres rechazaron ser auxiliadas por hombres rescatistas. Esto obliga a contar con personal femenino, pese a las restricciones oficiales. Además, la falta de servicios básicos incrementa riesgos de violencia y exposición a minas terrestres.
El PNUD informó que más de 649.000 toneladas de escombros permanecen en las montañas, y cerca de 23.000 personas han abandonado sus hogares. Ante este panorama, ONU Mujeres reitera que la participación de trabajadoras humanitarias es esencial para salvar vidas en Afganistán.