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Aunque no existe indicio de uso indebido de recursos, el acto encendió el debate sobre la coherencia entre discurso y acciones dentro del partido guinda.
En conferencia, la secretaria general de Morena, Luisa María Alcalde, respondió con firmeza:
“Ya lo hemos dicho: él viajó con sus recursos. No hubo corrupción, delito ni falta alguna.”
Alcalde fue enfática al marcar la diferencia con las viejas prácticas políticas:
“Antes viajaban en aeronaves oficiales, bajaban en campos de golf. Esto es distinto.”
Sin embargo, reconoció que los dirigentes deben ser conscientes del simbolismo de sus actos, más allá de lo legal:
“Aunque se tengan los recursos, no debemos ostentar. Este movimiento exige la justa medianía.”
El caso también reavivó un segundo frente: la discusión interna sobre las listas plurinominales rumbo al próximo proceso electoral. En Morena aún no se define si se defenderán o reformarán.
Mientras tanto, la derecha aprovecha para lanzar una campaña mediática, afirma Alcalde. La funcionaria llamó a sus compañeros a mantener claridad:
“Esta es una campaña para debilitarnos. Hay que responder con congruencia.”
El debate está abierto. ¿Debe un líder político limitar su vida personal en nombre del movimiento? Para Morena, el dilema es más profundo: se trata de coherencia, no solo de legalidad.